Nave tierra, una forma de vida
- ECOlógica
- 26 feb 2018
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 8 jul 2018
Una casa inteligente nos enseña cómo vivir de manera coherente y en comunión con nuestro espíritu.

Nicasio Cavilla es médico, especialista en nutrición y ayurveda, vive en su nave tierra, llamada Druvaloka, desde hace seis meses. En un predio de cinco hectáreas ubicado al pie de la sierra y en un entorno de paz y equilibrio con la naturaleza, nos cuenta qué es y cómo funciona la casa inteligente. La casa de Nicasio es una de las tantas experiencias que existen en el mundo y en Argentina desarrolladas bajo los conceptos de Reynolds (ver nota de escuela sustentable de Mar Chiquita).
Esta casa produce energía, es una casa que no necesita calefacción, yo siempre quise vivir en un hogar en donde no me tuviera que preocupar por prender una estufa en invierno. Me ha pasado más de una vez, esa sensación de venir desde la ciudad, con frío y lluvia, y entrás y te recibe todo ese calor, eso es impagable, llegar y que la casa esté calentita. Y no tengo que pensar si dejé la leña, si la estufa está prendida. Tiene un sistema de calefacción pasiva con un invernáculo orientado al norte, que recibe los rayos del sol de forma paralela en invierno y en verano el sol pega más perpendicularmente, calentando sólo el invernáculo, entonces el calor sale por las esclusas que se encuentran en la parte superior, ya que el aire es empujado por las tomas de aire que están debajo de la vivienda, regulando la temperatura con la circulación de aire, sin utilizar otro recurso.
Este tipo de viviendas están pensadas para funcionar con molino eólico y paneles solares. En este caso no lo hicimos por una cuestión de presupuesto, pero la idea a futuro es utilizar energías renovables. Es muy poco lo que gasto de electricidad, realmente el consumo de las bombillas de led es muy poco, y en cuanto al gas, utilizamos una garrafa de 10 kilogramos por mes, que sólo usamos para el horno, ya que el agua caliente proviene del colector solar que tenemos en el exterior.
Contamos con agua que proviene de una bomba comunitaria, y a futuro tenemos proyectado un molino con un tanque australiano para regar y utilizar aquí en la comunidad.
Otro punto a destacar es el tratamiento especial de las aguas utilizadas. El procedimiento consiste en la acumulación de agua de lluvia, y luego, mediante la utilización de un sistema de filtros, es utilizada para los fines domésticos. La separación de las aguas negras de las grises está dentro del proceso. Las aguas provenientes de la ducha, la bacha del baño y la de la cocina abastecen unos planteros de vapotranspiración, una especie de piletas cerradas cubiertas con nylon y rellenos con diferentes tamaños de piedras y arena y tierra donde se plantan diferentes especies vegetales que absorben esos líquidos purificados y dan lugar al otro concepto esencial que es el de la generación del propio alimento.
Y un séptimo concepto, que Reynolds no lo explica, y que para mí fue el más importante, nave tierra significa una comunidad de personas. Este tipo de construcción, y por la modalidad, necesita de muchas personas, es un proceso constructivo que requiere de un gran grupo de personas y naturalmente uno también termina haciendo relaciones. Cuando yo comencé a hacer la nave tierra pensé que iba a tener una casa, ahora tengo una casa y muchos amigos.
¿Por qué una nave tierra? A mí la nave tierra me impactó. El tema de lidiar con una salamandra, o el gas envasado, y calefaccionar una casa… Cuando escuché hablar de nave tierra fue la primera vez que escuché que es una casa que no requiere calefacción. Y siempre quise una casa en la que no me tenga que preocupar por prender una estufa en invierno. Y ya llevo seis meses, pasé el invierno y cumplí mi objetivo. Feliz.
El consumo de energía es de $300 por mes en electricidad, posee todas bombillas de led (tal vez sea menos el consumo porque estamos en comunidad). Una garrafa de 10 kilogramos por mes, sólo para cocinar.
Esta es una comunidad que en un predio de cinco hectáreas está proyectada para que vivan 22 familias. Actualmente hay diez familias viviendo. Y el sentido y el lema de la comunidad es “vida simple, pensamiento elevado”. La idea es cambiar comodidades por comunidad. Creemos que la vida en comunidad es más simple, porque se expande el concepto de solidaridad, somos personas que estamos nucleadas acá con un bien común que es poder simplificar nuestra vida para poder dedicarle nuestro tiempo al cultivo de la vida espiritual.
Esta comunidad nuclea a parte de la congregación Hare Krishna de Mar del Plata, y la comunidad gira en torno al templo. El templo es el lugar de adoración, de meditación, y entonces esa práctica espiritual te genera una etiqueta vaishnaba, que son reglas de comportamiento que protegen las relaciones. Qué se puede hacer, qué no, de qué forma uno les habla a los hombres, a las mujeres, la forma de servir el alimento. Creemos que es una forma de nutrir nuestra vida espiritual. Hoy en día todo está muy loco, las cosas están cambiando, cada vez está más difícil. Las personas están aisladas en la ciudad, eso es terrible, trabajar, quién te cuida los hijos, quién te ayuda con la casa, con la comida. Por lo contrario acá estamos en un lugar tranquilo, seguro, al haber varias familias viviendo en comunidad es más difícil que pase algo con el tema de inseguridad, los chicos andan en bicicleta, van, vienen, se arma un estilo de vida más relajado.
Hace dos hubo una visita y una charla, y vino gente que había participado de talleres, de la construcción de la casa, y ya son amigos, es gente que te alegra el corazón, por todo lo que compartiste, por el amor que están poniendo para tu casa. Es gente que no viene por un jornal, viene por amor, y es otra energía constructiva, vos ves el detalle. Acá la gente que se acerca es gente que cree en el paradigma, entonces le pone su amor, y ese es un valor esotérico, es increíble, y eso se siente en la casa, vos entrás a la casa y la casa irradia amor, paz, está hecha con esa conciencia. Y el tema del dinero es una energía, cuando la gente vibra en abundancia, el dinero deja de ser un problema. Cuando uno es egoísta tiene problemas con el dinero, nunca le va a alcanzar. Ahora cuando uno tiene actitud de servicio, no hay ningún problema, hay abundancia. Cuando una persona pone las relaciones amorosas sobre la economía, vibra en abundancia todo el tiempo, eso decribe nuestra filosofía claramente, cuando uno pone el amor sobre todas las cosas, todas las relaciones fluyen, la economía fluye, las relaciones sociales, no es un problema para un espiritualista el tema de la plata. Y esto se ve.
Si hablamos estrictamente de economía lo más económico es bioconstrucción. Crear algo, hacer una casa es muy fácil, destruirla también es fácil, el desafío es mantenerla. Todo en el mundo material eso lo explica la cultura védica. Como nosotros vivimos en una sociedad muy apasionada, que quiere resultados inmediatos, nadie piensa cuando construye una casa, cómo la va a mantener, cómo la va a calefaccionar invierno tras invierno, cómo la va a ventilar verano tras verano, la pintura, etc. Una persona que está pensando en bioconstrucción ya está pensando en bondad, en cómo la va a mantener. Dinero, o tiempo, o tensión mental llamémosle, son cosas con las que no lidiamos.
En cuanto al nombre elegido, Druvaloka, me gustó. Viene de una historia en la cultura védica, Druva era un príncipe, que a los 5 años de edad se fue al bosque a meditar para encontrar a la suprema personalidad de Dios. Aprendió yoga y con el tiempo se volvió un yogui muy poderoso. Después de años y años de austeridad, se purificó, y ahí se le presentó Naranya, la suprema personalidad de Dios que, al quedar tan complacido con él, le regalo un planeta, diciéndole que ese planeta va a estar en el mundo material, pero cuando el mundo material se destruya, ese planeta va a permanecer por toda la eternidad como un planeta espiritual, pero va a estar en el mundo material. Ese planeta se llama Druvaloka, es la estrella polar, se dice astronómicamente que es el centro del universo. Y se dice que cuando esté la aniquilación cósmica, ese planeta va a permanecer. Y me pareció una buena analogía, de que una nave tierra, como está aislada completamente de los sistemas centrales de energía, cuando todo colapse, la nave tierra va a permanecer en pie.
Igualmente lo más extraordinario es tener vecinos Hare Krishna, vecinos que tienen mi misma filosofía, mi mismo concepto. Una de las cosas que explica el ayurveda, el tipo de medicina al que que me dedico, es que más importante que el lugar, que la belleza natural del lugar donde estás, es la gente, los valores que profesa la comunidad que vive ahí. Gente que tiene la misma escala de valores que yo. Eso es lo más maravilloso, igual que este lugar, donde hasta tenemos agua mineral.

En cuanto a mi profesión, me recibí de médico en la universidad de El Salvador, me becó Bernardo Neustadt. Yo tenía un hermano y una hermana que fallecieron en un accidente, igual que mi padre. Y mi mamá decía ir a una universidad pública en Buenos Aires, era muy peligroso para mí, y a su vez no tenía plata para pagar una universidad privada. Entonces le escribió una carta a Bernardo Neustadt contando su historia, y el tipo me becó. Como siempre fui un fanático del estudio, me recibí con promedio 9,40, no tuve problemas para mantener la beca. Fue una etapa bastante intensa en mi vida, donde yo canalizaba toda mi frustración con la violencia intelectual. Mi vida era estudiar dormir, comer, estudiar, dormir. Una anécdota que tengo es que me quede encerrado en la facultad, me tuvo que abrir el sereno, a ese nivel.
En un momento se me prendió la lamparita y dije: “Debe haber algo más que la medicina, en la vida, me parece”. Entonces, un amigo mío de la universidad, norteamericano, me recomendó que fuera a una ONG a Guatemala, para relajarme un poco. Al llegar, una doctora me recibió y me dijo: "Este lugar cambió la vida de muchas personas, incluso la mía. A lo cual le contesté: "Bueno, bueno, dónde tengo que dormir yo… ", pensando que llegaba un médico que llevaba la solución para todos los indios. Ahí conocí los Chamanes y toda la interacción con el cosmos. Todo empezó, recuerdo, con una persona que estaba atendiendo, tenía una infección terrible en la pierna y no se la podíamos curar con antibióticos, y una de las personas dice: "Para esa infección hay una planta que se llama Tres puntas, nosotros machacamos las hojitas y le ponemos el jugo…". Le pedí que lo traiga porque yo quería curarlo y no podía. A los dos días de ponerle las hojitas, la pierna estaba curada, entonces yo le pedí que me cuente cómo era eso de las plantas. Ahí me empezaron a contar sobre las plantas, y yo armé durante ese tiempo toda una carpeta sobre plantas medicinales. Íbamos a las aldeas, caminando tres horas, o en lancha, con mochilas de medicamentos, y yo iba con la carpeta, y les decía: "Para esto tomá hojita de tres puntas, flor de muertos". Y se empezó a correr la bola entre las comunidades, y me bautizaron “el médico loco”. Eso fue durante el 2001, y al volver acá, después de la crisis económica, era todo un caos, yo venía de un lugar de comunidad, con otros valores, nada que ver. Seguí formándome con las plantas, con ese tipo de medicina, después me fui a vivir a una comunidad mapuche a Ruca Choroy, Neuquén, durante seis meses. Trabajé en el hospital de Zapala en medicina general, como si fuera un médico rural, del pueblo.
Ahí después de un tiempo me cansé de hablar de la enfermedad, y me propuse hacer una medicina que tenga que ver con la salud. Yo ya me había hecho Hare Krishna, había escuchado el ayurveda y el ayurveda es 70% prevención. El principio del ayurveda es como mantener a las personas saludables, tiene mucho de medicina preventiva. Hice un postgrado de medicina ayurveda en la UBA, que no me gustó mucho porque era muy occidental. Ahí conocí a mi maestro, que es un monje tibetano, después fui a la India, y como el ayurveda tiene mucho de nutrición hice el postgrado en nutrición. Entonces soy médico especialista en nutrición y ayurveda. El ayurveda es medicina de primera y la medicina moderna es medicina de cuarta. El ayurveda ve aspectos físicos, energéticos, emocionales, intelectuales y espirituales, ve al ser en toda su realidad. En la medicina ayurveda conoces a la persona. En la medicina moderna ves signos y síntomas. Afortunadamente ahora está cambiando.
Por suerte formo parte de la Universidad Nacional de Mar del Plata, que apunta a algo más social, más humano.
El aspecto trascendente es vital para el ser humano. Tuve la oportunidad de viajar mucho con lo de las plantas, estuve en Marruecos, en el Caribe, y ahí vi que todos los pueblos originarios y todas las personas que trabajan con las plantas y con medicina, conectan con la trascendencia. Por eso el ayurveda parte de la premisa de que somos seres espirituales, eternos sabios y felices. Y se habla de desequilibrio, no de enfermedad, es algo muy sutil.
Y por todas estas cosas me dije, si soy un médico que habla de medicina natural, ¿voy a vivir en una casa tóxica? Si yo paso un tercio de mi día en mi casa y soy coherente con lo que hago, tengo que vivir en una casa natural, una casa ayurvédica, que tenga que ver con la vida.
Estos seis meses que llevo viviendo acá fueron como vacaciones para mí, fue como estar en un spa. El proceso constructivo fue muy intenso, llevo un año entero de planificación, de acopiar gomas, de juntar botellas, campaña para ecoladrillos, talleres, y un año de ejecución también. El día que me mudé dije y no hice nada más en la casa la disfruté a pleno, ahora disfruto del calorcito, del aire puro, del agua caliente, de los revoques… Me lo voy tomando muy tranqui. "Slow Motion", así vivo en la nave tierra.
Uno proyecta su casa desde la mente. Yo no quiero trabajar para mi casa, quiero que la casa sea un refugio, que cumpla un servicio para mí.
Nota: Dante Galdona
Fotos: Ricardo Tamalet, Martín Salerno
Comments