Jardines verticales
- ECOlógica
- 13 dic 2018
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Como una de las bellezas de la arquitectura verde, los jardines verticales ya forman parte del paisaje y vienen a contrarrestar la falta de vegetación en las grandes urbes de todo el mundo. Estos sistemas de vegetación que crecen sobre muros permiten obtener diferentes beneficios y, aunque en nuestro país se utilizan sobre todo con fines estéticos, ese es el punto de partida que puede servir para sentar las bases de futuras ciudades más verdes.

Los jardines verticales traen grandes beneficios: disminuyen el efecto de calor de las grandes urbes, permiten utilizar espacios que no se usaban, generan oxígeno, filtran gases nocivos y reducen la contaminación sonora por nombrar sólo algunos.
El origen de estos jardines puede deberse, por qué no, a los jardines colgantes de Babilonia que mencionaron escritores griegos y romanos en sus obras. Sólo tenemos evidencia en algunos textos antiguos acerca de unos jardines llamados colgantes que al parecer eran muy bellos, aunque nunca se comprobó su existencia. Si es que existieron, fueron destruidos cuando un incendio hizo desaparecer la ciudad de Babilonia en el 125 a.C.
Dos milenios después, un botánico francés se convirtió en el precursor de los jardines verticales: Patrick Blanc, quien creó el primer muro verde en París en 1988. Su sistema que hoy está patentado surgió inspirado en la propia naturaleza que muestra que hay plantas que no necesitan de tierra para vivir sino que únicamente requieren de agua, y la muestra está en las montañas o en los propios troncos de algunos árboles que están cubiertos de vegetación.
Dado que busca el equilibrio entre la naturaleza y la construcción del hombre, creó un sistema llamado muro verde que permite el crecimiento de las plantas y el cuidado de los edificios que las sostienen, de manera que no crezcan raíces en las paredes porque pueden debilitarlas y hacer que se derrumben. Para ello se utiliza una estructura metálica que funciona como segunda piel del edificio, es liviana a fin de que no genere peso para la construcción y a la vez firme para que puedan crecer allí las raíces de las plantas (incluye una placa de PVC de 1 cm que cumple esta última función). Además, tiene un fieltro especial de poliamida, imputrescible y de alta permeabilidad, que permite a las plantas introducir sus raíces y también una distribución homogénea del agua desde la parte superior del sistema, distribuyéndose a toda la superficie por gravedad.

Jardines verticales en nuestro país:
En la actualidad, en la ciudad de Buenos Aires existe la ley N 4478 de Techos y Terrazas Verdes que busca promover la creación de jardines verticales a través de incentivos fiscales. Para ello especifica las características que deben tener estos jardines y también menciona diferentes beneficios para aquellos edificios que ya están construidos y los que están en construcción.
En otras ciudades el tema lentamente va instalándose aunque aún prevalece la mirada más asociada con fines estéticos en lugar de la ecológica. A partir de 2010 comenzaron a aparecer empresas especializadas en jardines verticales si bien desde 2006 surgieron los primeros modelos.
En nuestra ciudad:
El 01 de junio de 2017 se sancionó la ordenanza número 23201 que dio lugar a la creación del “Programa Promocional Techos, Terrazas y Paredes verdes” en el ámbito del Partido de General Pueyrredón. Esta ordenanza declara como prioritaria la elaboración de proyectos de obra pública que incluyan la ejecución de techos, terrazas y paredes verdes y ofrece descuentos en la Tasa por Servicios Urbanos de hasta un 20 por ciento del total como beneficio por estas acciones. En cuanto a su reglamentación y puesta en práctica, aún no está vigente.
Fines estéticos vs sustentabilidad:
La sustentabilidad de un jardín vertical está directamente relacionada con el grado de “cuidado” que implique su vegetación, es decir, cuanto menos trabajo del hombre se necesite para sostenerla, más sustentable se la puede considerar. Por ejemplo, los jardines de este tipo que están hechos con especies exóticas (por lo que no atraen a las mariposas y aves de la región), o que necesitan de agroquímicos para subsistir no son sustentables. En cambio, cuando hablamos de especies como la enredadera que crece naturalmente y no requiere prácticamente de cuidado, ni riego y por su parte atrae a las aves y a las mariposas, estamos ante jardines alineados con la sustentabilidad.

Jardines verticales caseros o prefabricados:
Hay innumerables formas de crear estos jardines, se utilizan por ejemplo botellas de gaseosa colgadas con alambres, latas, telas colgantes o macetas para jardines verticales. Por otra parte hay estructuras metálicas que vienen para sujetar a la pared y otras que son de madera, muy similares a los marcos de cuadros. También se utilizan organizadores de zapatos, escaleras que no están en uso o cualquier otro objeto que permita colgar plantas, dado que si se trata de jardines verticales la creatividad está a la orden del día. Generalmente se hacen en lugares donde no hay lugar para parquizar y el aspecto de las paredes con verde logra un ambiente más natural.
Mayormente se utilizan plantas con aspecto colgante y cuyo crecimiento sea hacia abajo (no tan erguidas). En nuestra zona algunas variedades elegidas son: Lamium, Saponaria, Corepsis, Acorus lemon, Oxalis, Helechos, Lazos de amor, Hiedras, Naselia y plantas del tipo rastreras.
Por otra parte, también existen jardines verticales prefabricados que son sistemas de módulos especialmente creados con este fin. Hay diferentes medidas, todos se adaptan fácilmente a cualquier sistema de riego y se pueden superponer unos con otros para cubrir cualquier tipo de superficie.
Nota: Laura Franco
Fotos: Martín Salerno
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